CAPITULO 5

01/10/19



Nada como empezar la mañana con una dosis de energía recargada junto a los compañeros. Como en sesiones anteriores jugamos al juego introductorio de zip, zap, waka y sus diversas variaciones.  
La clase de hoy encuentra relación con la sesión del día 20 de septiembre ya que repetimos actividades que se realizaron aquel día, todas ellas orientadas al teatro del oprimido. 
Se camina por la clase mirando un punto fijo y a la señal del profesor se emite un sonido como por ejemplo: “¡Eh taxi!”, con el objetivo de llegar a pronunciar las diferentes frases al unísono con el resto de los compañeros.
Otra actividad realizada en sesiones anteriores es la del hipnotismo colombiano, pero en esta ocasión se realiza con un compañero diferente al escogido la última vez. Esto provoca ciertos nervios ya que no todos los presentes en el aula tienen confianza entre ellos. De este modo logramos romper el hielo entre la pareja, puesto que es algo importante para realizar la actividad del espejo.
Esta actividad consiste en realizar los mismos movimientos que nuestra pareja y viceversa. Lo complicado del ejercicio se encuentra en el pensamiento inmediato sobre qué realizar a continuación, quedándonos en ocasiones en blanco. No obstante, este problema en algunas parejas no ocurre, produciéndose así tal vínculo de confianza anteriormente comentado. 
Finalmente la sesión termina con la actividad basada en estatuas, donde cada uno anda por la sala y a la señal, ha de parar en el lugar donde se encuentre y realizar una figura, sin hablar, sin moverse, como una estatua. 

Reflexiones
Los ejercicios realizados hoy siguen la misma dinámica que los realizados en sesiones anteriores, ya que se basan en el teatro del oprimido. 
Gracias a las diferentes actividades realizadas vamos profundizando en el conocimiento sobre este tipo de teatro, nunca conocido por nosotros hasta ahora. 
Vemos cómo los conceptos de confianza y emoción, entre otros, adquieren gran relevancia en los diferentes ejercicios, lo que nos permite conocerlos más profundamente mediante su puesta en práctica. 

“No somos responsables de las emociones pero sí de lo que hacemos con ellas
Jorge Bucay

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